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lunes, 2 diciembre 2024

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La Cólera de Nébulos: la maldición, de Francisco J. Illán Vivas

En este artículo de La Nación Digital, hablamos del libro La Cólera de Nébulos: la Maldición. El diplomado en Criminología Francisco Javier Illán Vivas, su autor, ha entrado sin hacer ruido en el panorama editorial fantástico de la mano de Nausicaa, sin ínfulas y sin una gran distribución que le avale, pero con una historia de calidad. En su primera obra vinculada al género, Francisco nos regala una historia épica clásica inspirada en la tradición griega, con héroes a los que seguir hasta el infierno y con malignos y monstruos contra los que combatir y a los que odiar… maldiciones que romper y gloria que conquistar.

Eleazar, príncipe de Celestos

Tras describir al Universo y sus creadores, se nos presenta el héroe Eleazar, príncipe de Celestos (Ciudad de las siete puertas y cincuenta torres) e hijo de Nébulos, el más poderoso guerrero de su tiempo. Junto a él, su inseparable amigo Eostes compartirá con su compañero peligros sin cuento y la gloria imperecedera.

El padre del héroe, Nébulos, con evidentes paralelismos con Zeus, asiste desde lo alto de Celestos a las peripecias de su vástago, gracias a la Sala del Ojo del Tiempo, desde donde otea el mundo que rige. Los Eternos, raza a la que pertenecen, castigan a Eleazar y Eostes por violar la Ley de los Imperiales y hollar la tierra de Occidenter, prohibida a los guerreros que portan el estandarte Imperial de Celestos, debido a una poderosa y horrenda maldición que pesa sobre el antiguo reino: Augustos, rey de Augustia e hijo de Augus, es un enemigo de Shelomó (un Occidental rey de Chandigharán) y de Celestos y aliado de Infernos, señor del Orco, un Eterno repudiado por sus ignominias. En Necturei Karta tuvo lugar una tremenda batalla en la que Augustos y Shelomó lucharon por última vez y donde el segundo fue derrotado. La espantosa bestia Grzahcorm aún guarda la fortaleza y espera a nuestros héroes.

La Cólera de Nébulos

Para su primera incursión en la fantasía, Francisco ha teñido a La Cólera de Nébulos de un aura clásica, no solo por el empleo de nombres griegos, sino por la estructura en general de la novela épica, basada en la sempiterna lucha entre el Bien y el Mal, como antagonistas contínuos en el balance de poder mundial. Pese a arrollar en los primeros capítulos al lector con una prosa complicada y farragosa, más en términos de narrativa que de lenguaje, donde sí se esmera pero no hasta el punto de resultar cargante, a medida que avanza la trama y los personajes se hacen más cercanos, el autor logra perfectamente la comunión necesaria con los caracteres que describe y con la historia que enmarca sus peripecias.

Quizá en ocasiones el exceso de detalles históricos o personales lleven al lector a casi desesperar al inicio, mas con el tiempo la estructura básica de héroes en apuros, misión última y lucha polarizada entre unos personajes cuyas filiaciones morales están muy definidas, logran situar al lector rápidamente sobre la pista de la trama y disfrutar con los diálogos y las aventuras, máxime teniendo en cuenta los paralelismos evidentes con otras novelas del género y que van más allá de los personajes y llegan hasta la trama: el entorno siempre es importante, y Francisco desliza poco a poco valiosa información sobre las costumbres de los diferentes pueblos, su historia, lengua, geografía, tradiciones,… que elevan el marco de la novela hasta conseguir un buen tono general.

La Cólera de Nébulos

En La Cólera de Nébulos el enfrentamiento del bien contra el mal es una constante en la novela, tanto es así que los ideales por los que se lucha son la más importante de las motivaciones de los personajes. La épica está presente en cada una de las páginas, la necesidad de autoafirmación frente a la adversidad o a los golpes del destino, la convicción de que se batalla por una necesidad de mejorar al Mundo, de librarlo de seres malignos y peligrosos. El autor murciano, más bien hasta ahora un poeta (ha publicado dos libros de versos), se destapa aquí como un claro dominador de la prosa fantástica, originalmente retocada con pinceladas clásicas, y que entretiene de forma eficaz.

Francisco Javier Illán Vivas

Francisco parece ser una de esas personas que, como nosotros, no se conforma del todo con su vida diaria o su desarrollo profesional, sino que busca llegar “más allá”. Diplomado en criminología, es master en Dirección de Seguridad por la Universidad Autónoma de Madrid, y su primera obra fue Con paso lento (Nausícäa – 2003), un libro de versos, seguido de Dulce Amargor, otra obra de poemas. También publicó el relato La casa de mi madre, incluído en la recopilación Con la pluma a cuestas: catorce escritores desde la Rioja (Dossoles – 2004).

Como por ejemplo en La Cólera de Nébulos, ha elegido la fantasía como vehículo para contar una historia con raíces conocidas y ya holladas, pero con un toque de originalidad y valentía dignos de atención. La magia, esa fuerza intangible pero presente en casi todos los rincones de la novela, y que en otras obras tiene una participación bastante más marginal, se desvela aquí de forma clara y sin freno, dando lugar a una abundante pléyade de seres mitológicos, bestias, hechiceros y héroes con dotes sobrenaturales, que envuelven al lector en un abrazo irresistible del que es complicado zafarse.

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