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domingo, 17 noviembre 2024

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La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells

En La Guerra de los Mundos el hombre domina la Tierra por mar y aire, y satisfecho de sí mismo, reclama para sí el reinado sobre su mundo natal. Ningún otro animal ni peligro ha podido con su dominio terrenal, y hasta ha justificado su prevalencia con complicadas razones religiosas: corresponde al hombre dominar, y es su destino hacerse con el control de todo aquello que le rodea.

La Guerra de los Mundos (1898 H.G. Wells)

Saciado en su propio ego, el Hombre no había considerado penetrar los misterios del planeta más cercano a sus dominios, un estéril y vacío mundo según las pocas conciencias que se detuvieron a observarlo.

Nadie debió reparar en la increíble paradoja de que la vida únicamente se hubiese asentado en nuestro hogar, que sus hábiles tentáculos únicamente hubiesen arribado a la Tierra. No se dieron cuenta de que Marte, un día un verde y bullicioso planeta, se encontraba en el declive de su ciclo vital, y que probablemente en su interior anidaba una ambiciosa y más evolucionada civilización ansiando la conquista de un mundo donde el fantasma de la destrucción no hubiera todavía anidado. Y así el Hombre continuaba ignorante de la presencia de la terrible espada de Damocles presta a seccionar su orgulloso y estirado cuello, sin esperar lo que le ocurriría en La Guerra de los Mundos.

Puntos débiles de los humanos

Conciencias superiores escudriñaban la superficie de nuestro planeta, estudiándonos, aprendiendo nuestras costumbres y descubriendo nuestros puntos débiles, mientras fraguaban un demoledor ataque que habría de terminar con nuestro breve espejismo de seguridad de una vez por todas.

Planeta Tierra - La guerra de los mundos

Un día, misteriosos cilindros horadan el cielo estrellándose en el suelo, abriendo grandes boquetes y sembrando la inquietud en los pacíficos parroquianos de Gran Bretaña… la sorprendida humanidad apenas se despierta de su letargo cuando los marcianos salen de sus extrañas e inquietantes cápsulas, sembrando el terror y la destrucción entre la población. Tras los primeros momentos de confusión, los británicos comienzan a comprender: los extraterrestes han venido a conquistar nuestro planeta y esclavizar a los seres humanos. Y nada puede resistírseles, las más poderosas armas del ejército más poderoso del mundo apenas puede causar pequeños daños en las filas enemigas, apenas muescas en su poderosa armadura.

El ataque extraterrestre

Con su metódico ataque, los marcianos van destruyendo poco a poco las infraestructuras humanas, con el evidente deseo de convertir a la especie dominante de la Tierra en un pueblo disperso y vulnerable, a merced de sus enemigos. Traen consigo armas que nadie jamás ha visto o siquiera imaginado, y una avanzada tecnología que les abrirá las puertas de la dominación terrestre. El hombre del agonizante siglo XIX no puede hacer frente a sus sofisticaciones. Los marcianos en sí se mueven con pasmosa lentitud y torpeza, pero su falta de adaptación al nuevo ambiente la suplen perfectamente con su dominio sobre los ingenios mecánicos que traen de su planeta natal. Para colmo de males, cada día reciben refuerzos de Marte, que engrosan sus filas, cada vez mayores, ya que los humanos apenas pueden derribar unas pocas máquinas.

De entre los deslabazados habitantes de la Pérfida Albión, un hombre presenciará el primer contacto con los extraterrestres y asistirá a la realización de sus terroríficos planes.

El libro de Herbert George Wells

Narrado en clave documental, el libro de Herbert George Wells constituye un eficaz relato en primera persona del inicio de la guerra contra los marcianos, de su irrupción en el universo humano y de una comprensión de la debilidad de la posición humana frente a fuerzas superiores. En una prosa directa y sin ambages, el protagonista va recorriendo los entresijos de la sociedad en la que vive y de su propia reacción frente a una situación límite, la certeza de la destrucción de un mundo que hasta entonces consideraba seguro e inmutable.

La Guerra de los Mundos no constituye un tratado filosófico sobre las debilidades de la sociedad humana, sino que más bien utiliza las frecuentes reflexiones al respecto como telón de fondo de una peligrosa situación de la que es testigo excepcional. Gracias a su posición privilegiada en el inicio de la ofensiva marciana, no sólo somos testigos de la parte de la historia que correspondería a un mero peón, sino que podemos ir analizando las partes más importantes del devenir de la guerra, así como ir analizando poco a poco la información que le llegará al protagonista más adelante.

Se comprende perfectamente la inquietud que pudiera despertar este inquietante relato, puesto que el modo en que narra la historia permite al lector identificarse fácilmente con el protagonista y sus reacciones, y la profusa cantidad de detalles acerca de comarcas, distritos, etc -que llega a agobiar en ocasiones-, ayuda aún más a situar la acción no sólo en un entorno temporal adecuado, sino también tremendamente realista.

Los tempos de la narración son muy adecuados, intercalando reflexiones personales amparadas en la observación de los acontecimientos con retazos de la historia posterior a la primera intentona de los marcianos, ofreciendo así ambos puntos de vista. No estira el argumento y trata la guerra con profunda honestidad hacia las intenciones de humanos y marcianos, sin demasiados atisbos de la sensiblería que desgraciadamente abunda hoy en día.

En mi opinión, el libro la Guerra de los Mundos de Wells es tremendamente superior a su última adaptación cinematográfica, de manos de Steven Spielberg, aunque esto no suele resultar extraño cuando una novela se traslada al séptimo arte.

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